las GUARDIaNAS

Sobre la labor archivística e historiográfica de las guardianas entre las caguamas

ISLANDIA
21.10.2020

La foto muestra a una persona, Chichis Glam, atendiendo una mesa con volantes y materiales promocionales de Meras efímeras en el 2do Festival Lésbico organizado por Martha Cuevas en el Cabaré-Tito VIP, disco gay de la Zona Rosa, en la Ciudad de México. Chichis Glam sonríe y muestra a la cámara una pieza de los materiales de la mesa.

Chichis Glam en la mesa de materiales de Meras efímeras en el 2do Festival Lésbico organizado por Martha Cuevas en el Cabaré-Tito VIP, disco gay de la Zona Rosa, en la Ciudad de México. Fotografía: Islandia, 2006.

En consideración a lxs lectorxs de afuera de México, comenzaré por explicar que hace décadas una cervecera mexicana popularizó el nombre “Caguama” para llamar a las cervezas en envase de 1 litro. Tomaron el nombre común de una tortuga marina (cuyo nombre científico es Caretta caretta--ahora considerada especie vulnerable a la extinción,) dada su voluminosa cabeza. De tal forma que desde hace años la palabra se ha hecho sinónimo de cerveza grande, y así lo uso en este texto. A su vez, la frase “las guardianas entre las caguamas” es una adaptación que hice del título de la célebre novela El guardián entre el centeno del estadounidense J.D. Salinger. La novela se llama así porque el personaje principal cuenta que se imagina a sí mismo en un campo de centeno rodeado de niñxs que juegan y de quienes es responsable de cuidar para que no caigan a un abismo cercano. Así como este personaje es un guardián quien entre espigas de centeno cuida que no desaparezcan niñes, aquí hablo de quienes--entre envases de cerveza--cuidan que no desaparezcan en el abismo de la basura y el olvido los objetos que dan cuenta de una vida nocturna al margen del margen. Por último, como explicaré en los siguientes párrafos, la frase “la labor archivística e historiográfica de las guardianas entre las caguamas” es un intento de traducir algo que en inglés he llamado “stor(y)ing”: un verbo que indica la combinación de albergar, archivar o almacenar (store) con el contar un cuento o historia (story).

La foto muestra una hoja del archivo de Pat Pietrafesa. En ella Pat ha pegado un par de volantes que anuncian una fiesta de Meras efímeras en la que se presentarán las Kumbia Queers.

Una hoja del archivo más bien ordenado de Pat Pietrafesa. Volantes para una de las primeras presentaciones de Kumbia Queers en México en el 2007. Fotografía: Pat Pietrafesa, 2020.

Vida nocturna al margen del margen: comunidades feminizadas dentro de la disidencia sexual

En un pasado cada vez más remoto, pertenecí a un grupo de amigas muy comprometido que nos dedicamos a organizar eventos de vida nocturna para lesbianas en la Ciudad de México. Organizamos fiestas lésbicas (abiertas a todo el público) y profeministas que, además de música, baile y bebida, procuramos que tuvieran algún cabaretito: ya fuera un recital musicopoético, una obra de teatro, la presentación de alguna artista, etc. Al cabo de unos años llegamos a montar y estelarizar shows de burlesque seguidos de una pachanga. Esta labor significó colaborar con una variada red de artistas invitadxs, y al no contar con un local propio, hicimos trato en un sinfín de espacios -legítimos e improvisados- para estos eventos… por ejemplo, la azotea de la casa de la abuela que se encontraba de vacaciones, casas okupas, casas de cultura, boutiques y bares de corte roquero/bohemio, entre muchos otros.

Este es un ejemplo de como, para las comunidades femeninas y/o feminizadas dentro de la disidencia sexual, como la lésbica o la transfemenina (entre otras), la oferta de vida nocturna y eventos artístico/lúdico/políticos suele depender de la autogestión, negociación e improvisación. Los bares y discotecas gays son espacios en los que dichas comunidades tendrían la expectativa de ser bienvenidas; al menos esa es la intención que expresan algunos, o en ciudades como la capital mexicana, es su obligación dadas las leyes de antidiscriminación. Sin embargo, la cultura de los centros nocturnos gays reflejada en el trato, el show, la música, los precios, etc, puede resultar incómoda e inclusive hostil para este público. El abrirnos las puertas como clientas o como artistas para dar un show, no siempre resulta en que nos sintamos del todo bienvenidas; a final de cuentas estos espacios son negocios y no tenemos el perfil del cliente para el cual fueron creados. Así que dentro de lo posible dadas las limitaciones materiales, históricamente las lesbianas y mujeres trans (entre otras) generamos vida nocturna y espectáculos bajo lógicas, dinámicas económicas y culturas distintas, destinadas a ser periféricas al de por sí periférico mundo de vida nocturna gay.

Según mi experiencia, cuando una crea sus propios espacios de vida nocturna, no se tiene “el lujo” de ser clienta porque hay que hacerlo todo: planeación, negociación, organización, logística, lo técnico y la promoción. Esta labor va dejando una variedad de objetos materiales y digitales como contratos, libretos, escaletas, recibos, fotografías, videos, medias rotas, playlists, cartones de cerveza, cartas de amor, mails de odio, notas de prensa y todo lo relacionado a la promoción incluyendo volantes, stickers, afiches, entrevistas, playeras, blogs y calendarios, entre muchos otros.

En los últimos años me he puesto a pensar con mucho detenimiento: ¿Qué es de estos objetos después del evento y qué es de ellos tras varios años?

La mera verdad es que casi todo se pierde. Pero no por eso es ociosa mi pregunta; deja ver el carácter contradictorio de estos objetos efímeros que son a la vez basura y fuentes históricas. Si terminan desechados o conservados depende de la voluntad de quien los tenga en mano al final de la noche. Entonces la pregunta inicial se desdobla: ¿Quién y por qué atesora estos objetos… dónde, cómo y para quién los guardan?

La foto muestra un delantal de vinilo blanco viejo, manchado y agujereado. Al centro se encuentra la silueta de una mujer que fue logotipo de Burlesquimeras. Abajo del logo dice: Burlesquimeras, Institutrices de belleza universal.

Delantal promocional de Burlesquimeras: Institutrices de belleza universal diseñado por Emilio Rapp, impreso por Islandia, y conservado durante 10 años en el desmadre de Chichis Glam. Fotografía: Islandia, 2019.

Lo anterior genera una larga serie de preguntas para seguir reflexionando sobre la labor archivística e historiográfica de las guardianas entre las caguamas. Algunas son: ¿Qué protocolos para consulta interna a la comunidad desarrollan las guardianas durante su labor de crear archivos abiertos al público del internet? ¿Deben circular estos materiales históricos libremente en internet? ¿Qué medidas implementan las guardianas para controlar quién tiene acceso al archivo digital? ¿Qué hacen las guardianas para “cuidar” a su comunidad cuando sus materiales históricos pueden circular por internet? Las respuestas se van generando sobre la marcha y según las dinámicas y políticas de cada archivo, de cada guardiana y su comunidad.

Hasta ahora he descrito el “stor(y)ing” de mi desmadre como una labor archivística. Para concluir, añadiré que esta labor es también una contribución epistemológica al ejercicio historiográfico. El acervo de mi desmadre que eventualmente se convierte en algún tipo de archivo que garantiza su permanencia y la posibilidad de consulta, no solo permite que se escriba una historia en particular, sino que su existencia misma -como la he descrito arriba- hace ya una intervención sobre el concepto de evidencia en el que se basa la historiografía. Sostener que mi desmadre sea una fuente articula nuevas posibilidades de investigación, narración y divulgación críticas de la historia. Es decir, mi desmadre es un archivo que también actúa como narración histórica disidente.


La foto borrosa muestra un espacio de azotea que ha sido acondicionado para una fiesta mediante telas colgantes, luces para arbolito de navidad y sillas. En el fondo se aprecia una escalera plegable y algunos pedazos de tela aún sobre el piso, denotando que aún no acaba la labor de preparar el espacio para la fiesta.

Azotea en la Ciudad de México en proceso de convertirse en espacio para la primera fiesta lésbica organizada por Meras efímeras.Fotografía: Islandia, 2005.

Fuentes

Además de los trabajos que a continuación cito, este texto se basa en mi experiencia dentro de las colectivas Meras efímeras y Burlesquimeras. También está inspirado por la labor archivística e historiográfica de algunas amigas guardianas del contexto mexicano como Martha Cuevas, Tere Chang, Andrea Almaraz, Emilio Rapp, Chichis Glam y Artemisa Téllez; también destaco la labor fotográfica de Óscar Sánchez Gómez y Alejandra Mateos. Otras guardianas que me inspiran a lo largo del continente son Pat Pietrafesa y las del Archivo de la Memoria Trans en Argentina (IG: @archivotrans) y las del proyecto Colombia Trans History (IG: @ColombiaTransHistory).

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ISLANDIA

Islandia (Carina Emilia Guzmán) es doctora por la Faculta de Información y el Centro Bonham para Estudios Sobre Diversidad Sexual de la Universidad de Toronto. Es licenciada en Historia y maestra en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Islandia (Carina Emilia Guzmán) is a Doctoral Candidate at the University of Toronto Faculty of Information and The Bonham Centre for Sexual Diversity Studies. She has a licenciatura in History and maestría in Geography from the Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).